Según proyecciones de Cochilco, el 66% del agua utilizada en minería provendrá del mar en 2034, consolidando un giro estructural en la matriz hídrica del sector.
Un profundo cambio se aproxima en el abastecimiento hídrico de la minería del cobre en Chile. De acuerdo con el informe de proyección de demanda de agua 2024-2034 publicado por la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), el uso de agua de mar en la minería aumentará un 113,2% en la próxima década, mientras que el consumo de agua continental caerá un 36,7%. Así, el agua desalada y recirculada superará por primera vez al agua dulce, representando dos tercios del total consumido hacia 2034.
Esta transformación responde a factores como la escasez hídrica, la exigencia de mayores volúmenes para procesos de flotación y la creciente presión social y regulatoria sobre el uso de fuentes continentales. “Se trata de una transición estructural hacia fuentes no convencionales”, señala el documento. En total, se estima que el sector minero demandará 22,1 m³/s de agua en 2034, un 17,6% más que en 2023.
El informe también proyecta una fuerte concentración de nuevos desarrollos en la Región de Atacama, donde el uso de agua de mar se triplicará. Otras regiones con alto crecimiento serán Coquimbo y Valparaíso, que ya cuentan con proyectos en evaluación que contemplan plantas desaladoras como base de su operación. Cochilco identifica al menos ocho nuevas instalaciones en distintas fases de planificación y ejecución.
A pesar de este avance, el informe advierte sobre los desafíos asociados al mayor consumo energético de la desalación. Por ello, recomienda fomentar infraestructura compartida, tecnologías más eficientes y el uso de energías renovables. La sostenibilidad de esta nueva matriz hídrica dependerá de cómo la industria logre equilibrar seguridad hídrica, costos operacionales y su huella ambiental.